No, no qué va: no piense usted que aquí vamos a darle todas las claves sobre un asunto que se está convirtiendo en el séptimo enigma del mundo contemporáneo. ¿Cuándo empieza la TDT? ¿Cómo será? ¿Qué veremos? No se sabe. Más aún: nadie lo sabe. En realidad la gran noticia es esta: que todavía no hay noticia. Teóricamente, en 2010 se “apagarán” los canales analógicos y todos tendremos que empezar a ver la tele en digital.
Desde hace muchos meses se nos viene anunciando el cambio. Aún así, los españoles somos extraordinariamente remolones –el primero, un servidor- y sólo el 4,5% de los espectadores se ha instalado el aparatito. Son más los espectadores que ven la tele por cable (el 10,5%) o por el adsl (el 5,8%). Y, por supuesto, la inmensa mayoría sigue atada al modelo de toda la vida, el analógico: un 79%.
Es muy interesante, por cierto, constatar cómo son las audiencias ahí, en la TDT. En muchos aspectos repiten las pautas de consumo de la tele “normal”; por ejemplo, la digital más vista es el primer canal de Telecinco, o sea el mismo que vemos en analógico. Pero los temáticos más vistos son el juvenil Antena.Neox, el “familiar” Antena.Nova (ambos de Antena 3) y el Teledeporte de TVE, que queda muy por encima de Telecinco Sport.
El canal temático informativo de TVE supera a CNN Plus. Además, La Sexta, que tiene un canal menos que la flotilla de Sogecable, sin embargo obtiene resultados casi idénticos que ésta. Añadamos la oferta de los grupos exclusivamente digitales, que son Net TV y Veo TV. Son datos suficientes para pensar que la TDT, cuando entre, puede cambiar nuestra forma de ver la televisión. Ahora bien, eso es precisamente lo que más miedo da a los canales: si la oferta se multiplica, ¿habrá publicidad para todos?
Los hay que piensan que no –especialmente, las cadenas analógicas pequeñas- y, en consecuencia, proponen una cosa singular: que en vez de poner en pie muchos canales, la inversión se oriente a ganar calidad de imagen. ¿Es posible? Sí, porque en realidad todo se reduce a decidir cómo utilizamos el ancho de banda, esa autopista electrónica por donde tendrá que circular la información. En vez de llenarla de coches –nos dicen-, hagamos los coches más grandes, más potentes, más bonitos.
Pero la idea no convence a las cadenas grandes, que tienen suficiente producto para llenar los nuevos canales digitales: si puedo poner en circulación cuatro coches, ¿para qué voy a quedarme en uno? Al final todo es una cuestión de dinero, como de costumbre: el perfil de la TDT va a depender exclusivamente de quién consiga imponer mejor sus intereses. Esperemos que, por el camino, alguien se acuerde también de los derechos del espectador.
+ info en: http://www.colpisa.com/motor/motor.php?seccion=48&id_noticia=196569&fecha_tema=
Thursday, February 15, 2007
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